Llegamos a Dublín después de nuestro paso por Ámsterdam, aterrizamos antes del mediodía en la capital irlandesa. Teníamos reservado un traslado en micro desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad, la empresa es Aircoach y el costo es de €8 si se saca ida y vuelta online (más barato ahora, cuando nosotros fuimos costaba €11 por persona), cuenta con wifi gratis en todos los buses. También cuenta con traslados hacia las ciudades de Cork y Belfast, entre otras.

Bajamos sobre O’Connell Street, una de las principales calles de la ciudad, a unos 500 metros del hotel que reservamos, el Dublin Central Inn. Desde la puerta, o saliendo por la ventana de la habitación, se ve The Spire (La Aguja, en español), uno de los monumentos icónicos de la ciudad, denominado el Monumento de la Luz, tiene 119 metros de altura y como su nombre lo indica, tiene forma de aguja, ya que en la base mide más de 3 metros y se estrecha hasta los 15 cms en la punta.


Caminamos por esa calle y llegamos hasta el río Liffey y terminamos almorzando en River Bar, el cual obviamente elegí por el nombre. Mientras comíamos veíamos un partido de la Premier League, ya que es un bar de reunión para ver deportes. Luego caminamos hasta George’s Steeet Arcade Market, el primer centro comercial construido en Irlanda, cuenta con tiendas de ropa, música, antigüedades, joyería y variedad de locales de comida.


Por la noche fuimos a la zona de Temple Bar, donde calles empedradas dan lugar a gran cantidad de pubs con música en vivo, restaurantes y tiendas de regalos, también hay espectáculos callejeros que hacen de esta zona una de las más activas durante la noche. Logramos entrar al Auld Dubliner Pub, repleto de gente disfrutando de una banda de rock en vivo. Conseguimos hacernos un lugar y tomamos algo. A la vuelta compramos algunas cosas en Tesco para tener durante la estadía, uno de los mejores, más variados y económicos supermercados de Europa.

A la mañana siguiente fuimos hasta el Castillo de Dublín, que fue sede del gobierno británico hasta la independencia de Irlanda en 1922. Desde entonces se utilizó para ceremonias de Estado, centro de conferencias y alberga las oficinas de los Comisionados de Impuestos. Se encuentra allí la Iglesia de la Santísima Trinidad. Nosotros lo recorrimos por afuera pero se puede ingresar por €8 y se puede optar por un recorrido con un guía, que cuesta €12 por persona. Tras el castillo se encuentran los jardines de Dubh Linn, lugar ideal para descansar y relajarse, el centro de exhibiciones The Coach House se encuentra en la cabecera del jardín.
Llegamos al Trinity College, la universidad más antigua de Irlanda, se puede recorrer el campus que cuenta con diferentes construcciones, tanto nuevas como antiguas. La biblioteca es uno de los lugares emblemáticos para recorrer y tiene un costo de €11 para ingresar. Otro de los sitios es la torre del campanario, tiene 30 metros de altura, con un arco inferior para pasar bajo ella. Dentro del recinto también se encuentran además de las aulas, una residencia para los estudiantes, pubs, canchas de fútbol y hasta una iglesia, en la que sólo los alumnos y ex alumnos del Trinity College pueden casarse. Almorzamos en uno de los mejores lugares de comida mexicana que hemos ido, Saburritos, hay varios locales en toda la ciudad y con gran variedad, recomiendo los burritos!


Fuimos al mercado navideño que se sitúa en esta época en Henry Street, con muchos puestos navideños a lo largo de unas cinco cuadras. En esta calle también se encuentran grandes tiendas de ropa, entre ellas Penneys, que es el nombre que usa Primark en Irlanda. Al final de la tarde descansamos un poco en el Garden of Remembrance, un jardín conmemorativo a la memoria de todos los caídos en la causa por la libertad irlandesa. Tiene una fuente en forma de cruz, una escalinata con la estatua conmemorativa llamada Children of Lir.
En nuestro último día completo en la ciudad, fuimos a St Stephen’s Green, un parque público céntrico y cuenta con un lago en su interior, con gran variedad de flora y fauna. En una de las calles que rodea al parque se puede encontrar un mercadillo navideño, con puestos de comida y ropa típica de la época. En frente del parque, en el final de la calle peatonal Grafton Street, se encuentra el Stephen’s Green Shopping Centre, un centro comercial con mas de cien tiendas de ropa, joyería, regalería, cafeterías y restaurantes, entre otras. Tiene una estructura interior metálica y el techo es vidriado.


Saliendo de allí pasamos por la Catedral de San Patricio, una de las iglesias más importantes y dedicada al santo patrono del país, se la puede visitar por €7.50 por persona. Cerca de ella se encuentra la otra catedral, más antigua y sede del arzobispo de Dublín, la Santísima Trinidad. El costo para ingresar es el mismo que la anterior. Junto a esta se encuentra el museo de Dublinia, dedicado a la historia vikinga y medieval de la ciudad, se conecta con la catedral con un puente de piedra ubicado sobre la calle y el costo del ticket es de €12 por persona.
Catedral de San Patricio Santísima Trinidad
Para terminar nuestra visita en esta hermosa ciudad y ya de noche, recorrimos el río Liffey por sus márgenes, viendo los puentes más característicos sobre él. Uno de ellos y quizás el más famoso, es el punte peatonal Ha’penny, conocido así por su forma de moneda de medio penique (half penny) y porque ese era el costo que debían pagar quienes querían cruzarlo. Otro de los más reconocidos es el Samuel Beckett Bridge, que a la vista es muy parecido a un puente de Argentina, el «Puente de la Mujer», ubicado en Puerto Madero. Esto se debe a que el arquitecto es el mismo, Santiago Calatrava. Otros de los puentes son el Tom Clarke Bridge, Talbot Memorial Bridge, Butt Bridge y O’Connell Bridge, entre los más destacados.


Finalmente paseamos nuevamente por George’s St Arcade Market, Henry Street y algunas de las calles iluminadas especialmente para la navidad. Cenamos en una hamburguesería ambientada en un dinner de los años ’50, de nuestros favoritos a la hora de elegir alguna temática, Eddie Rocket’s, sobre la calle O’Connell y muy cerca del río Liffey.

A la mañana siguiente salimos a tomar nuevamente el Aircoach para que nos lleve al aeropuerto, nuestro próximo destino sería Edimburgo.