Una de las ventajas de viajar por Europa es la facilidad que hay para moverse entre países, ya sea por tierra, por aire o por vías. De esta forma, mientras estábamos unos días en la ciudad de Niza, aproveché que mi novia quiso quedarse a descansar en el hotel y me fui a conocer el segundo estado más pequeño del mundo, el Principado de Mónaco.

Después de que tomáramos el desayuno, me dirigí directamente a la estación de trenes de Niza, saque el boleto de ida y vuelta antes de abordar, siempre hay lugar porque los trenes pasan cada veinte minutos uniendo las dos ciudades. El costo de los pasajes fue de €7.80 en total, nada desorbitado para conocer el lugar que concentra la mayor cantidad de millonarios por habitante en el mundo. El viaje dura al rededor de veinte minutos y las vistas desde el tren son espectaculares, ya que el recorrido es bordeando el Mar Mediterráneo.

Para estar conectados durante nuestro viaje por Europa, decimos comprar antes de viajar, chips de datos que nos cubría casi todos los países por los que estuvimos. Digo casi todos porque Mónaco era uno de los que no entraban dentro de la cobertura, pero pude seguir conectado ya que la ciudad-estado ofrece Wi-Fi libre en toda la ciudad. Eso sí, es por tiempo limitado, en un principio es por dos horas. No me fue necesario volver a conectarme porque estuve poco más de ese tiempo por allí.

Al salir de la estación de trenes de Monte-Carlo, me dirigí directamente al Port Hercule, uno de los puertos de Mónaco, repleto de yates de lujo y desde el cual se pueden tener grandes vistas de la ciudad. Antes de llegar, me crucé con la estatua del automovilista William Grover, que es una de las tantas que homenajean a diferentes conductores por todo el Boulevard Albert I, una de ellas es la de Juan Manuel Fangio, que no llegué a ver porque está ubicada del otro lado de la ciudad, aunque después viendo mi recorrido del día, noté que no había pasado tan lejos.
Port Hercule Estatua William Grover
En el mismo Port Hercule, en el mes de Diciembre, se sitúa el mercado navideño de la ciudad, la Village de Noël, con casillas hechas en madera, que venden los típicos recuerdos de Navidad, comida y artesanías autóctonas. También cuenta con una pista de hielo, juego para los más chicos y una gran noria, que la llaman La Grande Roue de Monaco. Entré a recorrer el lugar, compre algunos regalos para mi novia y me senté a almorzar un pancho con una bebida, que me costaron €10, con la fiel compañía de una atenta paloma que esperaba que se me caiga algo para comerlo.
Roue de Monaco Almuerzo Compañera de almuerzo
Emprendí viaje hacia uno de los puntos más conocidos del principado, el Casino de Monte-Carlo. En el camino hacia allí me crucé primero con la Iglesia de Santa Devota, la patrona de Mónaco. Es una pequeña, pero encantadora parroquia que cuenta también con un cementerio. La leyenda cuenta que una paloma guió a los fieles hasta el lugar donde se ubica la iglesia, para enterrar allí los restos de la santa. Siguiendo mi camino pasé por un lado del famoso Hotel París, que se encuentra frente a la Plaza del Casino, donde durante el año se realizan diferentes muestras y obras de arte, en el momento de mi visita había una recreación de un bosque nevado, debido a la estación invernal. El hotel anteriormente mencionado estaba en refacciones, por lo que el frente estaba cubierto con una gigantografía de como quedaría.
Iglesia de Santa Devota Estatua de Devota y la paloma Hotel de Paris Muestra frente al Casino
El Casino de Monte-Carlo, además del lugar especializado en juegos de azar, cuenta con el Gran Teatro de Monte-Carlo, una sala de ópera y una casa de ballet, que es la sede de los Ballets de la ciudad. Suele estar rodeado de autos de alta gama estacionados en la puerta. En sus alrededores hay gran cantidad de hoteles y residencias de lujo. En los jardines y paseos que se encuentran tras el casino y sobre el Mar Mediterráneo, además del Yatch Club monaguesco, se pueden encontrar diferentes obras de arte, el Auditorium Rainier III. un moderno teatro donde se celebran diferentes obras teatrales, charlas y conciertos de música clásica.
Casino de Monte-Carlo Lateral del Casino Alfombra llegando al Casino Arte tras el Casino Yacht Club Techo del Auditorium Rainier III
Uno de los eventos más importantes que se celebran en Mónaco, es el Gran Premio de Formula 1. En mi recorrido pude ver varios lugares que marcan el paso del automovilismo por aquí, desde las marcas y señalizaciones en la calle del recorrido por donde pasan los autos y locales alusivos al a la Formula 1. También se encuentran en las tiendas de recuerdos, muchos souvenirs con esta temática.

Para terminar mi visita, me quedé descansando en la Rue Princesse Caroline, una calle peatonal en el centro histórico, que cuenta con gran variedad de tiendas, bares y restaurantes. Es una zona muy pintoresca, cuenta con muchos pasajes y pequeñas calles que invitan a perderse por ellas y recorrerlas.
Rue Princesse Caroline Rue princesse Caroline
Mi recorrido duró poco más de dos horas, en los que pude conocer varias atracciones turísticas y de paso, anotar un país más a mi lista de los que he visitado. Volví a Niza y solo nos quedó tiempo para comer, la mañana siguiente abandonaríamos Francia, empezando nuestro viaje de dos semanas por Italia, comenzando en Milán.