Paseando por Ámsterdam

En Diciembre del 2016 viajamos nuevamente a Europa con Guada, mi novia, esta vez los destinos seleccionados fueron Ámsterdam, Dublín, Edimburgo y volvimos a Londres por segundo año consecutivo, la idea era pasar el cumpleaños de ella en la capital británica. A diferencia del año anterior, esta vez no tenía ningún viaje planeado a Japón por culpa de River.

Salimos con destino a Londres, con escala en San Pablo. Una vez en Heathrow fuimos hasta la terminal 4, despachamos nuevamente el equipaje y después de 45 minutos de vuelo llegamos a Ámsterdam, fueron casi 24 horas de viaje. Para llegar al centro de la ciudad elegimos el tren, que tiene una estación en el mismo aeropuerto, el ticket cuesta un poco más de €5 y tarda aproximadamente 20 minutos en llegar a la estación Amsterdam Centraal, es la opción más rápida para llegar al centro de la ciudad.

Centraal Station

Nos alojamos en el Hotel Old Quarter, ubicado a menos de tres cuadras de la estación Centraal, tiene habitaciones privadas y algunas compartidas en los pisos superiores, estilo hostel. Nosotros reservamos una habitación privada, que se localizaba en el primer piso y con vista a uno de los famosos canales. En la parte de la recepción cuenta con un bar donde también sirven comida, allí cenamos y luego salimos a caminar un poco por la calle Damrak, una de las principales de la ciudad, que al ser época navideña es decorada con luces y diferentes cosas conmemorativas.

Ubicación del hotel
Vista desde la habitación

A la mañana siguiente salimos y desayunamos en The King, donde sirven desde un desayuno inglés, panqueques y también es un restaurant de carne. Después de comer unos panqueques con Nutella fuimos hacia la casa de Anne Frank, entramos rápido ya que sacamos los tickets con anticipación. Es la mejor opción para ahorrarse las largas filas, tiene un costo de €12.50 para adultos, €6.50 para menores de 10 a 17 años y €1 para los menores de 9 años. Al ingreso se narran diferentes historias, sobre la guerra y la forma de vida de la familia, todo con muestras digitales. En el piso superior donde se escondieron las familias Frank y Pfeffer, entre otras personas que allí vivieron. Se puede ver como era el lugar, mantuvieron las paredes y recortes originales que allí había, no hay muebles. Es un recorrido de una hora aproximadamente, con un impacto muy fuerte. Al salir hay una tienda donde se puede comprar el libro y algunos recuerdos, para contribuir con la fundación. Dentro de las instalaciones no se pueden sacar fotos, por lo que no pudimos retratar las instalaciones.

Estatua de Anne Frank
Calle Anne Frank

Luego caminamos por las calles rodeadas de canales, pasamos por algunos lugares turísticos como el Palacio Real de Ámsterdam, que cuenta con visitas guiadas cuando la realeza no lo utiliza, con un costo de €10 para adultos y gratis para los menores. También frente a la Plaza de Dam se encuentra el Monumento Nacional, es un obelisco que honra a los soldados caídos en la Segunda Guerra Mundial. Hay por sus alrededores algunos museos, restaurantes y tiendas de moda, entre ellas Primark, nuestra predilecta a la hora de comprar ropa de buena calidad y bajos precios.

Por la tarde caminamos por el barrio chino, que se encuentra cerca de la plaza Nieuwmarkt, allí se realiza un mercado todos los días y especialmente los fines de semana, cuando más gente lo utiliza. Es un mercado de agricultores, con venta de frutas, ropa y antigüedades, entre otras cosas. En ella se encuentra la construcción no religiosa más antigua de la ciudad, el edificio De Waag, hoy en día funciona como un restaurant. Para terminar el recorrido fuimos al mundialmente famoso Barrio Rojo, que se sitúa en la parte antigua de la ciudad y uno de los puntos turísticos más visitados.

Al otro día caminamos por el centro de la ciudad, volvimos a pasar por la plaza Dam y caminamos hasta los jardines de Begijnhof, un hermoso patio interno rodeado de casas que eran habitadas por una comunidad de religiosas y allí se encuentra una de las casas más antiguas de Ámsterdam, que data del año 1420. Luego hicimos un paseo en barco por los canales, estos barcos salían justo en frente de nuestra ventana en el hotel, el paseo dura aproximadamente una hora y tiene un costo de €10 por persona, como recuerdo también te sacan fotos que luego venden por €5. El recorrido pasa por los lugares más famosos e importantes de la ciudad, como la estación Centraal, la Basílica de San Nicolás, la Torre del Reloj, los Siete Puentes y navegar por el canal Amstel, entre otros puntos.

Antes de que anochezca fuimos al museo NEMO de ciencias, la entrada es algo cara (unos €17.50), igualmente no ingresamos, pero subimos hasta la terraza que es gratuita y tiene una excelente vista de la ciudad, también cuenta con miradores, había bastante viento y hacía frío, todo un logro descansar un poco en esta terraza. Al bajar recorrimos los canales siguiendo el Festival de las Luces, que son expresiones de arte moderno con la utilización de diferentes tipos de esculturas luminosas, esto se lleva a cabo todos los años, cambiando las muestras y artistas que participan. Pasamos por la plaza de Rembrandt y merendamos en Sweetella, un excelente lugar para tomar algo caliente y recuperar algunas calorías con la gran variedad de waffles, crepes, churros y helados que ofrece, un lugar muy recomendable.

En nuestro último día completo en la ciudad desayunamos en el hotel, era económico, unos €5 por personas, dejamos el equipaje en el hotel y salimos a tomar el tram (tranvía) con dirección a la plaza Museumplein, el viaje tiene un costo de €3 por persona aproximadamente. Alrededor de esta plaza se encuentra el famoso museo nacional, el Rijksmuseum, que contiene grandes obras maestras europeas, el ingreso cuesta €20 para adultos y gratis para menores de 18 años. En frente de este museo se encuentra una gran fuente, que en invierno se congela y se utiliza como pista de patinaje, rodeado de un mercado navideño. Allí se encontraba el cartel de «I Amsterdam» que fue retirado en 2018 por la gran cantidad de gente que se reunía en torno a él, aunque todavía se puede ver uno igual en el aeropuerto de Schiphol. La plaza está rodeada por varios museos más, entre ellos el de Van Gogh.

Rijksmuseum

Volvimos a retirar el equipaje del hotel y tomamos el tren al aeropuerto. Como teníamos el vuelo temprano a la mañana, la última noche la pasamos en el hotel Ibis, cerca del aeropuerto y que brinda un traslado gratis entre este y el hotel, que pasa cada veinte minutos y recorre diferentes hoteles que allí se ubican. Cenamos en un restaurant de hamburguesas que había dentro de las instalaciones y por la mañana salimos para el aeropuerto a tomar nuestro vuelo a Dublín.

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Mundial de Clubes 2015

La madrugada del 6 de Agosto de 2015 nos encontró caminando bajo la lluvia a mi gran amigo Alan y a mi, decididos a viajar a Japón para ver a River en el Mundial de Clubes, mientras hacíamos el recorrido desde la cancha hasta la estación de Barrancas de Belgrano, donde siempre tomamos el colectivo.

Ya conté como fue la planificación del viaje, dividido entre las vacaciones con mi novia a Londres y París y el viaje a Japón con mis amigos.

Para el partido de la semifinal contra el equipo japonés Sanfrecce Hiroshima retiramos las entradas por la mañana en el estadio y nos fuimos a recorrer Osaka junto con Dani y Nico. La tarde anterior se había realizado un banderazo en la zona de Dotonbori, al que no pude ir por estar viajando.

Estadio de la semifinal

Antes de ir para el estadio me junté con Alan y los chicos con los que estaba en el hostel, tomamos el subte hasta la estación Nagai, que queda muy cerca de las instalaciones del Estadio Nagai, con una capacidad para más de 45000 espectadores y donde hace las veces de local el equipo Cerezo Osaka, de la primera división japonesa. Dentro del subte todo era alegría y cantos de parte de los hinchas de River y sorpresa, junto con algo de miedo y asombro de los residentes locales que utilizaban el medio de transporte. Algunos se bajaban, otros miraban asombrados y sonrientes, otros también filmaban todo lo que ocurría allí adentro.

En el ingreso a la tribuna me encontré con Nico, que se sumó a nosotros y nos acomodamos en la parte alta de la tribuna, cerca de la zona media donde por lo general se ubican los barras, pero algo alejados. De más está decir que las entradas eran numeradas, cosa que en Argentina no se utiliza, por lo que los japoneses iban buscando sus lugares entre nosotros, cosa de la que desistían y terminaban ubicándose en cualquier lugar.

Vivimos el partido de una manera única, totalmente eufóricos por lo que estábamos viviendo, con mucho nerviosismo por lo difícil que fue el partido, con un actor protagónico del lado de River como lo fue el arquero, Marcelo Barovero. El desahogo llegó finalmente en el minuto 72 con el único gol del partido, convertido por Lucas Alario. Desde ese momento todo fue alegría y emoción, tanto que nos quedamos cantando en las tribunas hasta una hora después de que el partido finalice.

De vuelta en el departamento, junto con Nico y Willy vimos el resumen del partido por televisión, obviamente en japonés. A la mañana siguiente Nico trajo unos diarios para que guardemos como recuerdo de lo vivido. Al otro día nos fuimos para Tokio en el famoso tren bala.

El día anterior al partido de la final se hizo un banderazo en el Yoyogi Park de Tokio, con unas diez mil personas de River. Esa misma noche y antes de irnos a bailar a Roppongi, armé mis valijas porque había planeado muy mal la vuelta, debía levantarme antes de las 6 de la mañana para llegar a tiempo al aeropuerto. Con Nico y Willy fuimos hasta la estación de Shinagawa, ellos combinaron con otro tren para ir hasta Yokohama y yo dejé mi equipaje en unos lockers hasta el día siguiente, ya que desde esa estación podía tomarme un tren hasta el aeropuerto de Haneda.

Una vez que lo hice me tomé el tren hasta Yokohama para encontrarme nuevamente con Nico y Willy, ellos ya habían comido algo y yo fui a un Subway para almorzar. Caminamos unas diez cuadras, mezclados entre hinchas de River, algunos de Barcelona y muchos japoneses con los colores del equipo español. Teníamos ubicaciones diferentes, pero habíamos decidido ir los tres juntos, ya que no había mucho problema para ingresar al estadio y nos podíamos sentar casi en cualquier lado. El Estadio Internacional de Yokohama tiene lugar para unas 72000 personas y es la sede del Yokohama Marinos, de la primera división japonesa.

Ingresando a la final

El partido fue prácticamente un trámite para uno de los mejores Barcelona de la historia, pero más allá de eso disfrutamos mucho de todo lo que pasaba, los 20000 hinchas de River que fuimos supimos lo difícil que sería e igual nos aferramos al sueño de ganar. Personalmente fue un partido especial, lleno de sensaciones y emociones, estar ahí en ese momento, con tantas cosas que habíamos pasado antes, algunas lágrimas se me cayeron, no eran de tristeza por perder sino de felicidad, de acompañar a mi equipo hasta el otro lado del mundo, mucha gente no lo entiende, pero los que estábamos ahí y los miles que no pudieron ir más toda la cantidad alrededor del mundo que ha hecho eso o desea hacerlo, sabe que es algo que no se puede explicar.

Salimos y logramos tomar uno de los últimos trenes a Tokio, igualmente llegamos tarde, cerca de la 1 de la mañana. Poco antes de las 6 me desperté gracias a que mi novia me mando muchos mensajes después de haber apagado la alarma, salí con algo de retraso de lo que estipulaba. Bajé en Shinagawa, busqué mis valijas y fui corriendo para tomar el tren al aeropuerto. Después de una interminable fila para despachar el equipaje, abordamos con algo de retraso el avión.

La escala era nuevamente en Beijin/Pekin, tenía poco más de una hora para subir al otro avión con destino a Londres. Por esta demora casi pierdo el vuelo, nuevamente como a la ida, junto con otros dos hinchas de River llegamos corriendo hasta la puerta para abordar, con las puertas del avión ya cerradas. Después de algunas llamadas nos dejaron subir, pero nos avisaron que nuestro equipaje no alcanzaba a subir, cosa que tuvimos que aceptar. Por esto y por errores ya en el aeropuerto de Ezeiza, estuve una semana sin saber nada de mis valijas, hasta que fui personalmente a retirarlas, luego de que Air China no supiera que había pasado con ellas una vez que salieron de Londres con destino a Buenos Aires.

Conociendo Tokio

Nuestro viaje por Japón siguiendo a River continuó por la capital de este país, antes estuvimos por Osaka y Kyoto. River jugaría la final contra el Barcelona en Yokohama, al sur de Tokio, a poco más de treinta minutos de viaje en tren.

Con Nico y Willy salimos desde la estación Shin Osaka, alrededor de las 11 de la mañana. Subimos al Shinkansen (tren bala) hacia Tokio, que tarda aproximadamente tres horas en recorrer los cerca de 500 km que la separan de Tokio. Una vez adentro del tren me encontré con Flor y el grupo con el que ella estaba, tomamos y comimos algo rodeados de hinchas de River. En el trayecto se pasa por el famoso Monte Fuji, el pico más alto de Japón. Al llegar a Tokio tomamos un subte/metro hasta la estación Akihabara y desde allí hasta nuestro destino final en la estación de Asakusabashi.

Monte Fuji

Una vez instalados en el departamento salimos hacia uno de los barrios que mantienen la esencia más antigua de la ciudad, Asakusa. Allí se encuentra el templo Senso-ji, el más antiguo de todo Tokio. El mismo cuenta con varias construcciones, también una inmensa puerta de entrada conocida como Kaminari-mon, unos jardines con algunos de los salones y una pagoda de cinco pisos. La calle Nakamise conecta la entrada principal del templo con la segunda puerta de entrada conocida como Hanzo-mon, en ella hay numerosas tiendas donde venden gran variedad de artículos, desde souvenirs y alimentos, hasta ropa tradicional y artesanías.

Al otro lado del Río Sumida se encuentra la torre Tokyo Skytree, la construcción más alta de Japón con más de 630 metros, es una torre de radiodifusión, cuenta con restaurantes, un mirador a 350 metros y el ingreso cuesta ¥ 2100 (U$D 19.50 aproximadamente) y otro a 450 metros, cuesta ¥ 1000 (unos U$D 9.50) subir hasta allí. Desde cualquiera de los dos se obtienen maravillosas vistas de la ciudad, en todas las direcciones. Nosotros no hicimos tiempo, por lo que lamentablemente no fuimos.

Ya por la noche fuimos a cenar a la zona de Ginza, uno de los distritos comerciales más importantes de la ciudad, cuenta con boutiques de lujo y destacados restaurantes de sushi y bares. Por la época las calles estaban decoradas con luces navideñas. Personalmente no me gusta el sushi ni el pescado en general, a Nico tampoco, por lo que terminamos cenando en un restaurant de comida italiana. Willy nos odió por no comer pescado y siempre terminábamos comprando comida rápida, sándwiches y pizza. Ahí comimos pizza, unas papas fritas con queso y algo parecido a una milanesa, por la ubicación el precio fue un poco alto. Para terminar la noche fuimos a un bar estilo inglés, lleno de gente, en su mayoría turistas. Logramos encontrar un lugar y tomamos algunas cervezas antes de irnos. Llegamos algo tarde a Akihabara, que es famoso por sus tiendas de productos electrónicos, tiendas especializadas en manga, anime y videojuegos. Recorrimos un poco antes de volver al departamento.

Calles de Ginza

Al otro día nos fuimos temprano con Nico al centro comercial y financiero de Tokio. Compramos para desayunar en uno de los tantos Seven Eleven que hay y bajamos en la estación de Shinjuku, la más utilizada del mundo, por donde transitan unas tres millones de personas por día, caminamos rodeados de los inmensos rascacielos que inundan toda el área, llegamos al Ayuntamiento de Tokio, que cuenta con un mirador en cada una de sus torres a más de 200 metros de altura, el ingreso es gratuito y nosotros no pudimos ir porque era sábado y estaba cerrado. Otros rascacielos famosos de Shinjuku son el edificio Sompo y la torre Mode Gakuen Cocoon, entre otros. También encontramos el Templo Joen-ji, con un pequeño cementerio y contrastando con todos los edificios y luces de neón de la zona. Frente al Ayuntamiento se encuentra el Shinjuku Central Park, que al ser fin de semana contaba con un mercado de pulgas.

Caminamos hasta el cruce de calles más transitado del mundo, el Cruce de Shibuya. Pasan por sus calles alrededor de un millón de personas por día. Fue ahí, en el lugar de más conglomeración de gente de la ciudad, donde me encontré a Fabian, con quien había viajado a Osaka, después de hacer escala en China. En la plaza que se encuentra frente a la estación se encuentra la estatua a Hachiko, el perro más famoso de Japón.

Cruce de Shibuya

Junto con Nico y Fabian nos fuimos hasta el Yoyogi Park, donde se hizo otro banderazo con gente de River antes del partido con Barcelona, nos quedamos hasta que anocheció. Mientras estábamos ahí se nos sumó Willy. Cuando nos íbamos estuvimos cerca de una hora cantando en un cruce de calles, ya fuera del parque, con mucha gente de River. Pasamos por la Calle Takeshita, un paseo peatonal donde siempre hay mucha gente, tiene tiendas de moda, café y restaurantes.

Banderazo en Yoyogi Park

A la noche nos juntamos con Alan, Santi y unos chicos que estaban con ellos en el hostel, comimos algo y nos fuimos a Roppongi, que es el barrio para salir a la noche en Tokio. Hay gran variedad de bares, restaurantes y lugares para bailar. Terminamos en uno de los boliches luego de recorrer varios sitios que no nos convencieron. Adentro nos encontramos con más gente de River y nos fuimos a las 6 de la mañana, que es cuando los trenes empiezan a andar. Con Nico llegamos bastante bien al departamento, no como Willy que se quedó dormido en uno de los trenes y llegó hasta el aeropuerto de Narita, a una hora de viaje. 😝

Entrada al barrio de Roppongi

Al día siguiente era la final del Mundial de Clubes, pero eso queda para la próxima, junto con mis últimas horas en Japón y mi viaje de vuelta a Londres, que al igual que a la ida, fue para el olvido.

Unos días por Osaka y Kyoto

Una vez concluido mi viaje para el olvido desde Londres hasta Osaka, con escala en China, llegué al departamento que había reservado Nico, cerca de la estación Shin Imamiya, con él estaba Dani. Esperamos a que llegue Willy para ir a comprar para comer en un supermercado que teníamos cerca, la mayoría están abiertos 24 horas. Ya era tarde y lo que quedaba de comida estaba rebajado del precio original, para que la gente lo compre y no tengan que tirarlo o venderlo al día siguiente.

Supermercado 24 hs

Salimos a caminar con Nico y Willy cerca de la medianoche, ni bien salimos nos sorprendimos de ver las bicicletas en la vereda sin tener candados y muchas con un casco, sin nada de seguridad, cosa que en nuestro país es impensado. Llegamos hasta Dotonbori, donde habían hecho un banderazo los hinchas de River, es una de las principales avenidas de Osaka, que atraviesa todo el canal del mismo nombre. Me sorprendió la cantidad de gente que había en la calle a las dos de la mañana de un día martes, sacando a los hinchas de River, eran muchos japoneses en los diferentes locales que permanecen abiertos durante toda la noche, uno de ellos es Don Quijote, generalmente de muchos pisos de altura y que venden gran variedad de productos, desde alimentos, ropa, electrónica y muchas cosas más. Fue allí que tuve que comprar un pack de boxers porque mi valija no había llegado. Volvimos al departamento cerca de las 4 AM, el jet lag estaba pegando.

Al día siguiente era el partido entre River y Sanfrecce Hiroshima, por la semifinal del Mundial de Clubes. Por la mañana fuimos a buscar las entradas para el partido y desde el estadio fuimos, con Nico y Dani al Osaka Castle, un castillo que es el símbolo de la ciudad, ubicado en un predio de un kilómetro cuadrado. También es uno de los más conocidos y visitados del país oriental, el ingreso al parque cuesta ¥600 (unos U$S 5.50 aproximadamente) y gratis para menores de 15 años. Con este ticket se puede recorrer todo el predio, que además del castillo cuenta con una muralla de piedra que lo protege y un enorme pozo de agua. Allí también se alberga un museo de ilusiones mágicas, un santuario, algunos negocios de souvenirs, muchos jardines y una capsula del tiempo que enterraron en la Expo 70 que se realizó en la ciudad, para ser abierta en el año 2000.

Muralla y lago del castillo
Capsula del Tiempo

Dentro de la torre principal hay museos con muestras permanentes sobre la historia de la ciudad y otras exposiciones temporales, algunas dirigidas a los niños, en cada uno de los ocho pisos. En el octavo piso se encuentra el mirador, a 80 metros de altura, al que se accede pagando aparte antes del ingreso a la torre.

Castillo de Osaka

Al día siguiente junto con Nico y Willy fuimos en tren a Kyoto, la ciudad que alguna vez fue capital de Japón. Es conocida por sus numerosos templos budistas, jardines y palacios imperiales, santuarios y casas de madera tradicionales. Llegamos al mediodía y después de ir a un banco a cambiar algo de plata, tomamos otro tren y llegamos al castillo Nijo-jo, la entrada al lugar cuesta unos ¥1000 (cerca de U$S 9.50). Cuenta con diferentes palacios, salas con tradicionales tatamis y pisos de madera, jardines que los rodean y espectaculares construcciones antiguas. Está también la residencia imperial, el palacio Honmaru, que no está abierto al público, pero se pueden apreciar sus jardines. También hay un área de descanso, con venta de alimentos y souvenirs.

Al salir decidimos visitar un lugar mas, ya que al ser invierno y anochecer cerca de las 16.30, los templos cierran temprano. Nos subimos a un colectivo para dirigirnos hasta el Pabellón Dorado o Kinkaku-ji, como se lo conoce en japonés. La entrada es de ¥400 (U$D 3.75 aproximadamente), más barato que los anteriores. Al ingresar está el famoso pabellón, cuenta con tres pisos y está recubierto con hojas de oro puro. Frente a él hay un gran estanque y dentro de todo el predio se encuentran diferentes templos, jardines japoneses, antiguas construcciones que se mantienen hoy en día y se dice que es una manifestación del paraíso en la tierra pura en este mundo.

Cuando salimos ya casi había anochecido, así que decidimos ir al centro de la ciudad a recorrer un poco la parte moderna, paseamos por sus avenidas y vimos grandes negocios de reconocidas marcas, totalmente contrario a lo que habíamos visto durante el día. Nos cruzamos con otro grupo de chicos de River y terminamos los ocho en un bar viendo el partido de Barcelona y escuchando cumbia, con la aprobación de Yoshi, el dueño del lugar.

Logramos tomar uno de los últimos trenes a Osaka y fuimos hasta el hotel donde paraba el otro Nico, el que encontré en el avión, para buscar mis valijas que ya las habían entregado. Las retiré en la recepción ya que el no estaba y comimos unas pizzas en un restaurant ubicado antes de entrar al hotel, tomamos algunos tragos y volvimos al departamento en taxi, cerca de las 2 de la mañana.

Por la mañana nos fuimos hasta la estación de Shin Osaka para tomar el shinkansen (tren bala) hasta Tokyo.

Planificación y viaje a Japón

Todo comenzó una lluviosa noche de Agosto de 2015, más precisamente la noche del 5. Situación: River campeón de la Copa Libertadores. Objetivo: Ir a Japón, ver a River en el Mundial de Clubes.

La decisión más difícil fue organizarme entre viajar con mi novia o con mis amigos. Después de ofrecerle a mi novia ir a Japón y que ella no quisiera, entonces tuve que dividir el viaje en dos. La primera parte por Londres y París con mi novia, y la segunda parte era llegar a Japón a cumplir uno de mis sueños y el de mis amigos, el de ver a River jugar allí.

Luego de organizar la primera parte e informarle a mi novia de que debía volver sola desde Londres, cosa que no le gustó mucho, me puse a la búsqueda de pasajes para llegar a Osaka, la ciudad donde River jugaría el primer partido. Las opciones más económicas eran: Londres – Moscú – Osaka, por la aerolínea Aeroflot, con una escala en Rusia de 8 horas, con lo que llegaba justo al partido. La otra era: Londres – Pekín/Beijing – Osaka, por Air China, con escala de menos de una hora y media, llegando la noche anterior al partido, por lo que decidí optar por esta opción. Además de llegar antes, con Air China me salió más barato y la vuelta a Londres era desde Tokio, por eso me terminé de decidir con estas cosas a favor.

Ya con los vuelos confirmados, debía sacar las entradas para ver a River con las fechas que habían estipulado desde FIFA y el club, cosa que dependía exclusivamente de que tan bien funcionara internet. Otra cosa importante a sacar era el JR Pass, un pase multiuso que te permite viajar por todo el país en las líneas de tren y subterráneo JR, el Narita Express al aeropuerto y en la línea Shinkansen (tren bala), en mi caso lo saqué por una semana, que era el tiempo que iba a quedarme allí. También se puede sacar por 14 o 21 días y el canje del pase se hace directamente en Japón, yo lo hice en el aeropuerto Kansai de Osaka, al llegar.

Para estar conectados todo el tiempo, lo mejor es reservar un Pocket WiFi, hay muchos y a diferentes precios, el retiro también se puede hacer en el aeropuerto, pero al ser un dispositivo portátil hay que devolverlo antes de irse del país o en la fecha que ser reservó, sino lo siguen cobrando. Es muy útil para usar en grupos, como hicimos nosotros, ya que se pueden conectar varios al mismo tiempo y es más económico que sacar un chip para el celular, además se pueden conectar tablets, notebooks y hasta cámaras digitales.

Pocket Wi-Fi

Reservamos departamentos por Airbnb tanto en Osaka como en Tokio. En el primero éramos cuatro personas y en el segundo quedamos tres, aunque había lugar para uno más. Ya con todas las reservas hechas, pasajes comprados y todo arreglado, solo quedaba llegar al destino, cosa que no iba a ser tan agradable.

Después de despachar el equipaje y acompañar a mi novia a que vaya a abordar, fui para la terminal que me correspondía dentro del enorme aeropuerto de Heathrow. Mi idea no es hablar mal o recomendar ninguna aerolínea, por lo general elijo según el precio y otras por los beneficios de mis tarjetas. En el caso de Air China fue por el precio que decidí sacar el pasaje, pero no por esto significa que la experiencia pueda ser mejor o peor con ellos.

Desde el comienzo ya fue malo el viaje, los asientos se reclinaban muy poco, las opciones de comidas no eran muy llamativas y el entretenimiento a bordo era bastante malo. Más allá de las películas chinas por obvias razones, de las pocas que había en inglés tenían subtítulos en chino, algunas con el subtítulo en inglés, cosa que me permitió al menos ver algo, y al inspeccionar todo el catálogo encontré ¡una película argentina! subtitulada en chino, pero al menos me entretuve un rato.

La peor parte llegó en la escala, en Pekín/Beijing, era de solo una hora y veinte, por lo que debíamos hacer migraciones y pasar los controles muy rápido. Después de unos minutos llegué a migraciones, donde en un complicado inglés me dijeron que en Londres me cortaron mal el boarding pass, dejándome completo el de Londres-Pekín y me cortaron el del segundo tramo, por lo que no tenía el de Pekín-Osaka. Traté de explicarle que el avión salía en veinte minutos, pero igual insistió en que tenía que ir a los mostradores y pedirles un boarding pass nuevo. Me dieron un sticker con el logo de la aerolínea para pasar sin hacer fila nuevamente hasta migraciones.

Migraciones en China

Cuando llegué al mostrador, agitado por correr por toda esa zona, les expliqué lo que había pasado a las empleadas de la aerolínea que se quedaron unos segundos tratando de entender y una de ellas se puso a escribir a mano mi nuevo boarding pass muy rápidamente. Volví, mostré mi sticker y me dejaron pasar sin hacer fila. Crucé migraciones, pasé mi carry on por la máquina antes de ir a la puerta correspondiente de donde salía el avión. El aeropuerto era enorme, así que ni bien salí de la seguridad me di cuenta que estaba muy lejos de la puerta para abordar, así que me subí a uno de los carritos tipo de golf que te llevan por el aeropuerto, propina mediante, solo faltaba yo para abordar, así que ni bien llegué al micro que te lleva hasta el avión todos me miraron con ganas de matarme.

Apenas subí vi a Nico, lo había visto subir en Londres con un buzo de River, no lo conocía pero nos pusimos a hablar, hasta nos sentamos juntos en el avión, que no iba muy lleno y no hubo problemas para cambiarnos de asientos. Después del despegue pasó Fabián, otro hincha de River que nos vio y se quedó hablando con nosotros. Una vez que llegamos a Osaka las cosas no mejoraron, las valijas de Nico y las mías no habían llegado, por lo que hicimos el reclamo, cambiamos plata, activamos el JR Pass y nos fuimos al tren.

Mis valijas llegaron al hotel donde estaba Nico, porque como yo iba a un departamento de Airbnb, ninguno de nosotros iba a estar ahí cuando llevaran el equipaje a esa dirección, así que estuve dos días sin ropa para cambiarme, pero eso queda para la próxima entrada, de mis días en Osaka.

Dos días en París

Al ser nuestro primer viaje a Europa decidimos estar siete días en Londres y sólo dos noches en París. Claramente nos quedamos cortos, recorrimos varios lugares turísticos, pero nos debemos otra visita para conocer sitios en los que no estuvimos y también subir a la Torre Eiffel.

Llegamos a Gare du Nord, la estación a la cual llega el tren Eurostar desde la capital inglesa. El tren es una gran opción para unir estas dos ciudades, ya que las estaciones están más cerca del centro de la ciudad que los aeropuertos, por lo que se puede llegar más rápido a los lugares de alojamiento, si se encuentran en el centro. En comparación con los vuelos suelen tener precios similares, incluso puede ser más barato ya que en el tren pueden llevar el equipaje sin costo extra, como sería con la mayoría de las aerolíneas. Se puede sacar un solo tramo o ida y vuelta. Por lo general se habilita la compra de los tickets con dos meses de anticipación en esta página.

El Metro nos dejó a la vuelta del departamento que habíamos reservado por Airbnb, que era en general feo, no por ser pequeño como la mayoría de los alojamientos en París, sino que además la calefacción era mala, de la ducha salía poca agua caliente y el inodoro estaba ¡afuera del departamento! Teníamos que salir al pasillo para entrar al baño, algo bastante extraño. Recuerden siempre chequear TODO cuando hacen este tipo de reservas, nosotros aprendimos por las malas.

Estábamos a unas veinte cuadras de la Torre Eiffel, por lo que fuimos caminando hasta allí. Ya era de noche, la torre se encontraba iluminada y haciendo los juegos de luces que la representan, que se repiten todas las horas por unos cinco minutos. Caminamos por el famoso Champs de Mars, el parque frente a la torre, que cuenta con artistas callejeros, artesanos y los clásicos vendedores de souvenirs. Cruzamos el puente de Jena, tras la torre, que lleva a los Jardines del Trocadero, con su gran fuente. Caminamos un poco junto al río Sena, adornado con luces y árboles navideños. No subimos a la torre porque no compramos previamente los tickets y había mucha gente esperando a subir. Los precios varían según la edad, si van hasta el segundo piso o la cima y si lo hacen en ascensor o por escaleras (hasta la segunda planta), los precios para adultos van desde los € 10.40 hasta € 25.90.

A la mañana siguiente tomamos el Metro hasta Les Ivalides, una zona de ministerios, oficinas administrativas y otros edificios gubernamentales. Sobre el Sena se encuentra el puente Alexandre III, uno de los más icónicos y bonitos de la ciudad. De la otra margen del río se encuentran los Jardines des Tuileries, un hermoso parque con numerosas fuentes y estatuas. Dentro hay muchas sillas y lugares para descansar. Al final de estos jardines se encuentra el museo del Louvre, al cual no llegamos a ir y quedará para la próxima visita.

Volvimos y seguimos por los Jardines des Champs-Élysées que, al igual que en Londres, tenía un mercado navideño, con puestos de comida y bebida caliente, juegos para niños y venta de artesanías, junto con otras cosas típicas de la época. Luego de los jardines sigue la avenida con el mismo nombre, rodeada de locales comerciales de las marcas de ropa más exclusivas del mundo, como Louis Vuitton, Lacoste y Boss, entre otras. La coronación de esta avenida es el majestuoso Arco del Triunfo, hecho en conmemoración a las victorias de Napoleón. Cuenta con un gran mirador en la parte superior del arco, con vistas panorámicas de toda la ciudad. El ingreso al mismo está entre € 6 y € 9.50 por persona, es gratuito para menores de 18 años.

Arco del Triunfo

No pudimos subir a la torre por la tarde, hubo niebla durante todo el día y tapaba la parte superior, por lo que decidimos no subir ya que no íbamos a poder apreciar las vistas de la ciudad desde allí. Por último y antes de cenar caminamos junto al Sena hasta ver la Estatua de la Libertad, una réplica de la que el gobierno francés le regaló a los Estados Unidos por su centenario.

Torre Eiffel con niebla

Debido al poco tiempo que estuvimos en la ciudad nos quedaron muchos lugares por conocer, como el Moulin Rouge, Montmartre y la catedral de Notre Dame, entre otras cosas que ya tenemos en vista.

Londres por primera vez (Parte 2)

Siguiendo lo que publiqué en la primera parte, continuamos nuestro viaje por Londres haciendo un paseo en ferry por el Thames, saliendo desde el puerto en London Bridge hasta la estación Waterloo, ubicado en el puerto junto al London Eye. Es un paseo corto que dura entre veinte y veinticinco minutos, cuesta £7.50. Es un lindo y diferente paseo para realizar, más en una fresca y soleada mañana otoñal. Los ferry salen desde Greenwich, pasando por Canary Wharf, hasta más allá de Chelsea, y cuenta con varios recorridos, por lo que se puede ir de punta a punta de la ciudad. Los precios, recorridos y horarios los encuentran aquí.

Salida del Ferry por el Río Thames

Caminamos bordeando St. James Park hasta el Palacio de Buckingham, no vimos el cambio de guardia pero sí algunos carruajes reales llegando. Frente a ella se encuentra el monumento Victoria Memorial. Volvimos por la calle The Mall, aún cercando el parque, hasta el Horse Guards, que es un establecimiento militar en funcionamiento. Está junto al Admiralty Arch, un edificio que albergaba oficinas del gobierno. Cruzando por allí se llega a la emblemática Trafalgar Square, con sus dos preciosas fuentes, el monumento al Almirante Nelson, protegido por cuatro gigantes leones y debido a la fecha, el árbol de Navidad más grande de la ciudad, que como tradición es donado todos los años por el gobierno de Noruega. Allí se encuentra la Galería Nacional de Arte, cuya entrada es libre y gratuita durante todo el año.

Palacio de Buckingham

Luego de pasar por Leicester Square, ubicada en la parte trasera del museo, llegamos a Picadilly Circus, con sus famosos carteles luminosos al estilo Times Square, rodeado de tiendas de ropa y comida, es una gran opción para tomar un descanso junto a la Shaftesbury Memorial Fountain. Siguiendo por Regent Street, la famosa calle en curva, se llega hasta Oxford St. Emblemático centro comercial, que en época navideña es decorado con luces que iluminan las frescas noches.

Carteles en Picadilly Circus

Aprovechamos un mercado de pulgas en el Old Spitalfields Market, con una amplia variedad de productos, desde antigüedades, joyería y hasta ropa. Cuenta con una gran cantidad de puesto con diferentes temáticas y también hay un pequeño patio de comidas. Para terminar el día estuvimos en Liverpool Street Station, una muy linda terminal ferroviaria donde decidimos comer.

Old Spitalfields Market

En nuestro último día completo en la ciudad fuimos hasta el Marble Arch, que es una entrada al Hyde Park. Excelente paseo para realizar por dentro del parque, como caminar junto al lago The Serpentine, buscar la estatua de Peter Pan, ver The Albert Memorial y en frente el Royal Albert Hall, un majestuoso teatro. Durante el mes de Diciembre dentro del parque se encuentra el Winter Wonderland, la feria más grande de Londres. Cuenta con un mercado navideño, pista de patinaje sobre hielo y algunas atracciones a las cuales se puede subir pagando. También se encuentra Santa Land para los más pequeños, el Zippos Circus, espectáculos de patinaje sobre hielo, esculturas en hielo y los clásicos bares y restaurantes.

Lago en Hyde Park

La mañana siguiente salimos hacia St. Pancras International, para tomar el tren Eurostar a París, un viaje de unas dos horas y media, pero eso queda para el próximo post. 😉

Londres por primera vez (Parte 1)

Mi primer contacto con Europa fue Londres, llegamos al aeropuerto de Heathrow, el más grande de la ciudad, muy bien conectado con el centro, tanto con trenes como con el ‘tube’ (subte/metro), que fue el medio que elegimos para llegar hasta nuestro alojamiento.

Llegamos a la estación de King’s Cross y ahí combinamos con otra línea para bajar en Borough Station, muy cerca del departamento que habíamos reservado por Airbnb.

Llegamos por la tarde, vale recordar que en Diciembre se hace de noche antes de las 17hs, por lo que dejamos nuestras cosas y fuimos a conocer el London Bridge y algunas tiendas que quedaban abiertas. Caminamos junto al río Thames hasta llegar a la Torre de Londres, una construcción que data del siglo XI y ha servido de prisión, casa de la moneda, zoológico y casa de las joyas de las realeza, entre otras cosas a lo largo de la historia.

A la mañana siguiente salimos en dirección al Tower Bridge, vimos pasar por el mismo una especie de maratón con disfraces de Papá Noel, acorde a la época. Hicimos un tour a pie con una excelente guía, sobre Jack el Destripador, de una hora de duración aproximadamente. Recorre los lugares más emblemáticos de los sucesos de este personaje, si les atrae esta historia es recomendable hacerlo. Nosotros hicimos la reserva desde la página de Groupon y con un costo de £5 cada uno.

Tower Bridge

Por la noche paseamos por ‘The Queen’s Walk’, que para esa época del año cuenta con una feria navideña muy interesante, donde se pueden comprar algunos recuerdos, comidas, bebidas y hasta juegos para niños. Entre las bebidas más famosas se encuentra el Mulled Wine, hecha a base de vino y frutas, servida caliente. Es muy común este tipo de ferias en toda Europa en el mes de Diciembre.

Feria Navideña

Por la cercanía de nuestro alojamiento, pasamos por el Borough Market, un lugar excelente para comprar productos frescos, como quesos, pescados y carnes entre otras cosas. Seguimos el recorrido a la vera del Río Thames hasta llegar al famoso London Eye, la noria más alta de Europa, con 135 metros de alto y 120 de diámetro. Junto a este se encuentra el puente de Westminster que lleva a uno de los iconos de la ciudad, el Big Ben. A su lado esta el Palacio de Westminster, sede del gobierno del Reino Unido. Tras él está la también famosa Abadía de Westminster, dónde son coronados y enterrados los monarcas británicos. En un breve paseo por estos lugares se pueden conocer varios puntos turísticos juntos.

Parlamento y Big Ben

Caminamos unos 4km por calles interpretes y lejos de los típicos recorridos, para conocer la parte más normal y menos conocida de la ciudad. Llegamos hasta Oxford Street, una de las calles más conocidas de la ciudad, rodeada por muchos locales de ropa de marcas reconocidas y obviamente locales de comida rápida. Es un gran paseo para hacer compras o conocer también, ya que cerca se encuentra Regent Street, otra calle famosa. Ambas cuentan con iluminación especial en el mes de Diciembre, para esperar la Navidad.

London Eye

Hasta acá la primera parte de mi primer viaje a Londres, click aquí para leer la segunda parte.

Presentación

Mi nombre es Braian, pasados mis veinte años decidí comenzar una carrera en la que estuviese seguro de que me iba a gustar, es por esto que me recibí como Técnico Superior en Hotelería. Tuve la suerte de empezar a trabajar en hoteles ni bien había terminado mi primer año de estudio y desde entonces he trabajado en varios lugares, tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en Madrid.

Para comenzar les voy a contar de que va a tratar este blog, o por lo menos la idea que tengo acerca de lo que voy a escribirles. Trataré de contarles sobre mis viajes, experiencias y algunos datos de mis planificaciones o detalles de algunos lugares por los que he viajado.

Debido a la pandemia y el aislamiento, el sentimiento de no saber cuando volveríamos a ser libres, me hizo recordar mis viajes y las ganas de plasmarlos, como tantos otros, en un blog. Es por esto que me animé a comenzarlo, para contarles diferentes cosas, muchas quizás conocidas, pero desde mi punto de vista, que puede ser diferente a otros de los que están leyendo, por lo que se aceptan sugerencias y comentarios sobre la página.

Mi punto en contra son las fotos, con las cuales acompaño las publicaciones, son todas tomadas por mí, en su mayoría desde mi celular. En muchos casos me gustaría tener mejores fotos para que se puedan apreciar mejor lo que voy relatando, pero la idea original de esas fotos no era ser mostradas, sino que eran para recuerdos propios. Con el correr de los viajes traté de ir mejorando la calidad y el tipo de fotos, aunque aún sin tener un conocimiento óptimo sobre el tema, además de no contar con una cámara profesional, como me gustaría tener en el futuro.

Sin más para decir y con ganas de escribir, les doy la bienvenida a mi blog, espero les guste y sepan apreciarlo.

Braian.