Una vez concluido mi viaje para el olvido desde Londres hasta Osaka, con escala en China, llegué al departamento que había reservado Nico, cerca de la estación Shin Imamiya, con él estaba Dani. Esperamos a que llegue Willy para ir a comprar para comer en un supermercado que teníamos cerca, la mayoría están abiertos 24 horas. Ya era tarde y lo que quedaba de comida estaba rebajado del precio original, para que la gente lo compre y no tengan que tirarlo o venderlo al día siguiente.

Salimos a caminar con Nico y Willy cerca de la medianoche, ni bien salimos nos sorprendimos de ver las bicicletas en la vereda sin tener candados y muchas con un casco, sin nada de seguridad, cosa que en nuestro país es impensado. Llegamos hasta Dotonbori, donde habían hecho un banderazo los hinchas de River, es una de las principales avenidas de Osaka, que atraviesa todo el canal del mismo nombre. Me sorprendió la cantidad de gente que había en la calle a las dos de la mañana de un día martes, sacando a los hinchas de River, eran muchos japoneses en los diferentes locales que permanecen abiertos durante toda la noche, uno de ellos es Don Quijote, generalmente de muchos pisos de altura y que venden gran variedad de productos, desde alimentos, ropa, electrónica y muchas cosas más. Fue allí que tuve que comprar un pack de boxers porque mi valija no había llegado. Volvimos al departamento cerca de las 4 AM, el jet lag estaba pegando.
Tienda Don Quijote Como lavar mis boxers!
Al día siguiente era el partido entre River y Sanfrecce Hiroshima, por la semifinal del Mundial de Clubes. Por la mañana fuimos a buscar las entradas para el partido y desde el estadio fuimos, con Nico y Dani al Osaka Castle, un castillo que es el símbolo de la ciudad, ubicado en un predio de un kilómetro cuadrado. También es uno de los más conocidos y visitados del país oriental, el ingreso al parque cuesta ¥600 (unos U$S 5.50 aproximadamente) y gratis para menores de 15 años. Con este ticket se puede recorrer todo el predio, que además del castillo cuenta con una muralla de piedra que lo protege y un enorme pozo de agua. Allí también se alberga un museo de ilusiones mágicas, un santuario, algunos negocios de souvenirs, muchos jardines y una capsula del tiempo que enterraron en la Expo 70 que se realizó en la ciudad, para ser abierta en el año 2000.


Dentro de la torre principal hay museos con muestras permanentes sobre la historia de la ciudad y otras exposiciones temporales, algunas dirigidas a los niños, en cada uno de los ocho pisos. En el octavo piso se encuentra el mirador, a 80 metros de altura, al que se accede pagando aparte antes del ingreso a la torre.

Al día siguiente junto con Nico y Willy fuimos en tren a Kyoto, la ciudad que alguna vez fue capital de Japón. Es conocida por sus numerosos templos budistas, jardines y palacios imperiales, santuarios y casas de madera tradicionales. Llegamos al mediodía y después de ir a un banco a cambiar algo de plata, tomamos otro tren y llegamos al castillo Nijo-jo, la entrada al lugar cuesta unos ¥1000 (cerca de U$S 9.50). Cuenta con diferentes palacios, salas con tradicionales tatamis y pisos de madera, jardines que los rodean y espectaculares construcciones antiguas. Está también la residencia imperial, el palacio Honmaru, que no está abierto al público, pero se pueden apreciar sus jardines. También hay un área de descanso, con venta de alimentos y souvenirs.


Al salir decidimos visitar un lugar mas, ya que al ser invierno y anochecer cerca de las 16.30, los templos cierran temprano. Nos subimos a un colectivo para dirigirnos hasta el Pabellón Dorado o Kinkaku-ji, como se lo conoce en japonés. La entrada es de ¥400 (U$D 3.75 aproximadamente), más barato que los anteriores. Al ingresar está el famoso pabellón, cuenta con tres pisos y está recubierto con hojas de oro puro. Frente a él hay un gran estanque y dentro de todo el predio se encuentran diferentes templos, jardines japoneses, antiguas construcciones que se mantienen hoy en día y se dice que es una manifestación del paraíso en la tierra pura en este mundo.


Cuando salimos ya casi había anochecido, así que decidimos ir al centro de la ciudad a recorrer un poco la parte moderna, paseamos por sus avenidas y vimos grandes negocios de reconocidas marcas, totalmente contrario a lo que habíamos visto durante el día. Nos cruzamos con otro grupo de chicos de River y terminamos los ocho en un bar viendo el partido de Barcelona y escuchando cumbia, con la aprobación de Yoshi, el dueño del lugar.

Logramos tomar uno de los últimos trenes a Osaka y fuimos hasta el hotel donde paraba el otro Nico, el que encontré en el avión, para buscar mis valijas que ya las habían entregado. Las retiré en la recepción ya que el no estaba y comimos unas pizzas en un restaurant ubicado antes de entrar al hotel, tomamos algunos tragos y volvimos al departamento en taxi, cerca de las 2 de la mañana.
Por la mañana nos fuimos hasta la estación de Shin Osaka para tomar el shinkansen (tren bala) hasta Tokyo.